EP/MADRID
Una de las partes del cuerpo que más se resienten durante los meses de verano son los pies debido al uso abusivo de las
chanclas. Un calzado que, según ha asegurado el jefe del departamento de Dermatología del
Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, Antonio Rodríguez Pichardo, puede ser "muy perjudicial" porque
obliga al pie a estar en contacto directo con las elevadas temperaturas del suelo.
Aunque los zapatos cubiertos tampoco son una buena opción para usar durante esta época dado que provocan una gran sudoración en los pies que favorece la aparición de hongos, este especialista ha asegurado que el calzado "más idóneo" para mantener los pies en un buen estado son los de "esparto" ya que, a pesar de que son cerrados, dejan transpirar el pie y, además, tienen una suela de mayor grosor.
"Con las chanclas, entre la piel y el suelo puede haber unos cinco o seis milímetros y eso hace que se estén quemando. Por el contrario, un zapato cubierto te amortigua y te separa más de la superficie", ha comentado Rodríguez Pichardo a Europa Press, tras asegurar que el uso de chanclas está "íntimamente" relacionado con la moda y no con la salud.
Dicho esto, el experto ha recordado que durante el verano se producen muchos casos de contagio de hongos o papilomas como consecuencia de andar descalzo en lugares públicos como las piscinas y gimnasios donde, además de haber un gran volumen de personas, la abundante humedad propicia el brote de estas patologías.
Dos tipos de papilomas
En concreto, según ha explicado Rodríguez Pichardo, existen dos tipos de papilomas: las verrugas plantares y las verrugas que se contagian por la humedad. Las primeras suelen ser las más frecuente entre los mayores y se caracterizan por producir una sensación de tener una piedra dentro. Por el contrario, las segundas se suelen dar más entre los jóvenes ya que se contagian en zonas húmedas -piscinas y gimnasios- debido a que las plantas de los pies desprenden "queratina" que son absorbidas por los virus provocando la aparición de los hongos.
En este sentido, la experta en Dermatología y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (
AEDV) María Teresa Gutiérrez Salmerón, ha matizado que el contagio se produce cuando se pisan lugares que previamente han pisado otras personas afectadas por los hongos y que han desprendido escamas que se han quedado "adheridas" al pie de otra persona.
Asimismo, ambos expertos han explicado a Europa Press que los síntomas más frecuentes de los dos tipos de hongos y papilomas son la escamación, el enrojecimiento en los dedos y en la planta del pie y, en algunos casos, la aparición de un color amarillento en las uñas.
Por ello, y para evitar este contagio, Rodríguez Pichardo ha aconsejado no andar descalzo en las piscinas y en los gimnasios y, extremar las medidas de higiene, procurando secarse al máximo posible para evitar la maceración y, por consiguiente, la aparición de los hongos. "La humedad es el factor más importante a la hora de proliferar los papilomas", ha recalcado.
Por su parte, Gutiérrez Salmerón ha destacado la necesidad de acudir a un dermatólogo cuando se detecten pequeñas heridas y enrojecimiento en la zona de los pies quien, le recetará una crema o, en el caso en el que haya un mayor contagio, un tratamiento oral. "Son dermatosis muy frecuentes y que se podrían evitar con el hecho de no andar descalzo, no prestar los zapatos y evitar la humedad excesiva de los pies", ha recalcado.
No tumbarse directamente en la arena de la playa
Ahora bien, los hongos no sólo aparecen en la zona de los pies en verano sino que también existen otras partes del cuerpo que se resienten como consecuencia de las costumbres que suelen tener las personas durante esta época.
En este sentido, el jefe del departamento de Dermatología del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla ha avisado de la importancia de no tumbarse directamente en la arena de la playa para evitar la aparición de hongos en la espalda. Este hecho, ha proseguido, se da especialmente entre los hombres que no tienen "reparos" a la hora de no usar toalla.
"En las arenas de la playa es un sitio muy fácil para contagiarse hongos porque se ha podido tumbar antes en el mismo sitio una persona que los padece y que ha podido desprender alguna escama y provocar el contagio. Los principales síntomas son unas manchas desagradables en la zona de la espalda", ha concluido este experto.